martes, 15 de abril de 2008

Tacones de boda

El miércoles pasado, en clases con Munique mientras nos explicaba el soldadito y la L en puntillas, utilizó una frase que se me ha grabado en la memoria. Una frase que he anotado para mi bitácora de bailarina:



"No tacones de primavera, Tacones de boda!"

Todas las que hemos visto a Munique, o cualquiera de las Yala Binas bailar, podemos dar fe de la habilidad en equilibrio que tienen todas en cuanto a bailar en puntillas se trata. Yo, que ya había dominado la L en plano, sufro al intentarla en puntillas!!

En todas las clases aprendemos algo, y eso es una de las cosas que más me gusta de esta danza. Siempre hay un detalle que te habías olvidado que arreglar, o conseguir más soltura en un paso, o presición. Esta danza es un camino infinito, de mejora constante, donde sólo requieres la herramienta de una buena maestra y todas tus ganas de mejorar.

Ahora he empezado a leer Las mil y una noches. Me he tardado! dado que mi nombre me obliga a leer este clásico, pero quería encontrar una traducción es específica, considerada la más fiel al original y finalmente estando en Miami la encontré. Leyendo el prólogo, ya me da claves de que voy por el buen camino. El traductor comenta como cada noche es una invitación al infinito, en cada historia hay un trozo de la anterior, todo es un ciclo, un 8, un eterno símbolo de la serpiente que se muerde la cola.

Quizás no nos damos cuenta cuando bailamos, pero muchos de los movimientos, inclusive la misma música nos lleva a esta sensación. Un desierto inacabable, una jaima iluminada por lámparas de colores, triángulos de incienso en pequeñas mesitas octogonales, el cielo azul oscuro y estrellado, la luna entre las únicas palmeras del oasis, esa fragancia a leyendas, y la sensación de estar siendo observadas por ojos oscuros pero brillantes, curiosos, acentuados por kohl...

...Cuatro músicos, una bailarina descalsa entre alfombras, 8 maya, 8 egipcio, 8 delante, 8 atrás...brazos de serpiente, mirada misteriosa. Todo, todo para decirnos que hay más, que hay un océano de sabiduría dentro del arte de la danza, que sólo requiere de entusiasmo para experimentar.

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